06/04/2018
Al verse en el espejo,
Lucía dijo: Esa gorda soy yo. (…) Me gustó el inicio, me parece que lo hace
con paso firme.
Lucía, la protagonista de la novela, me ha cautivado. Me ha
parecido una loca, más cuerda de lo que parece. De todo lo leído a Millás,
nunca apostaría por decidir qué parte es real y cual es ficticia en todo lo que
cuenta. Y esta historia, por surrealista que parezca, menos aún. Me ha parecido
que está llena de realidad, una realidad que tenemos a pie de calle y que no
queremos ver/no se deja ver, o bueno, a veces nos cuentan parte de la realidad
en la que vivimos en el apartado de sucesos de las noticias. Cuantísimas
personas desconocidas/conocidas pasan por nuestro lado, sin saber el mundo
interior que les acompaña.
Millás vuelve a mostrar su
peculiar manera de sacar los pensamientos a relucir y las relaciones
personales, incluyendo temas como la soledad, la superación personal, y de qué
manera un acontecimiento sucedido en la infancia, puede marcar el crecimiento
emocional en tu vida.
Creo que es imprescindible
escuchar el aria Nessun Dorma de Pavarotti para ponerte en situación con el
libro… Ahora que todavía está fresca la lectura de este libro en mí, cuando la
escucho me resulta imposible no pensar en Lucía recorriendo las calles de
“Pekín” en su taxi o sentada en el bidé de su baño.
Hubo un momento que me pareció
emocionalmente duro, sin que Millás narre cien por cien la emoción sentida por
Lucía mientras está viendo una obra de teatro, me hizo llegar la desolación que
pudo sentir la protagonista allí sentada en la butaca. El autor cuenta después
qué produjo en Lucía, pero no mientras estaba allí sentada.
Un libro profundo pero
ágil. Narrado en tercera persona, con algunos diálogos y que sí o sí recomiendo
para leer.
PD. Hubo algún momento que Lucía me recordó a Kathy Bates en
la película Misery.
Sinopsis
«Cuando estás con la mente y con el cuerpo en el mismo sitio, la
realidad adquiere una luz extraordinaria. Créeme.»
El
día en que Lucía pierde su empleo como programadora informática es también el
día en que su vida va a dar un giro definitivo, tal vez por una sucesión de
casualidades o tal vez porque ese era el destino que le estaba esperando desde
su décimo cumpleaños. Como si de un algoritmo se tratara, Lucía establece los
siguientes principios sobre los que basará su existencia futura: va a dedicarse
a ser taxista; recorrerá las calles de Madrid -o tal vez Pekín- al volante de
su taxi mientras espera pacientemente la ocasión de llevar en él a su vecino
desaparecido, del que se ha enamorado, y todos los acontecimientos importantes
para ella tendrán como banda sonora, a partir de ese momento, la ópera de
Puccini Turandot, de la que se siente protagonista.
Lo
cotidiano y lo extraordinario se entremezclan en esta novela de amor y terror
protagonizada por un personaje femenino inolvidable. En ella están presentes
todas las claves del universo narrativo de Millás: la ironía, el desdoblamiento
del yo, las distintas facetas que componen la realidad, la soledad y la
constatación de una verdad inmutable, la de que el espejo en el que miramos
nuestras vidas nos devuelve, indefectiblemente, una perspectiva insólita ante
la que solo cabe el más puro de los asombros.