Los comentarios/críticas que he leído
por internet (siempre lo hago cuando termino un libro, nunca antes, no quiero
sorpresas con ningún spoiler) dicen que es una novela espectacular y que es la
obra maestra de Márquez… Pues debe de ser que
no termino de cogerle el punto a Márquez, pero me ha resultado algo
pesado de leer. Para mi gusto, pienso que se engola demasiado. Hay tramos en su
lectura, que no percibo fluidez al escribir. Mi sensación al leerle este libro,
es que tiene que darle sí o sí grandeza a cada línea, percibo más demostración
que sentimiento.
A pesar de lo dicho, sí que diría que es
una obra maestra con lo que respecta a la narración, la descripción de
personajes, lugares, cómo va transcurriendo la trama de la historia con el paso
de los años, cómo se va deslizando por cada época.
Y con respecto a la historia de ¿amor? entre
Florentino y Fermina, pues eso, sin más ¿es amor? Sólo consiguió emocionarme y erizarme la
piel una sola vez, con una escena en concreto, cuando Florentino toca el violín
bajo la ventana de Fermina como despedida.
Entre los libros que me están esperando
en casa para ser leídos, está desde hace mucho tiempo CIEN AÑOS DE SOLEDAD… y
ahí seguirá un tiempo más, ya le llegará de nuevo la hora de Márquez.
SINOPSIS
La historia de amor entre Fermina Daza y Florentino Ariza, en el
escenario de un pueblecito portuario del Caribe y a lo largo de más de sesenta
años, podría parecer un melodrama de amantes contrariados que al final vencen
por la gracia del tiempo y la fuerza de sus propios sentimientos, ya que García
Márquez se complace en utilizar los más clásicos recursos de los folletines
tradicionales. Pero este tiempo -por una vez sucesivo, y no circular-, este
escenario y estos personajes son como una mezcla tropical de plantas y arcillas
que la mano del maestro modela y fantasea a su placer, para al final ir a
desembocar en los territorios del mito y la leyenda. Los zumos, olores y
sabores del trópico alimentan una prosa alucinatoria que en esta ocasión llega
al puerto oscilante del final feliz. «Era inevitable: el olor de las almendras
amargas le recordaba siempre el destino de los amores contrariados.»
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